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Crece el mercado de alimentos orgánicos

Agro

Crece el mercado de alimentos orgánicos

Quienes promueven el consumo de alimentos orgánicos y agroecológicos destacan sus beneficios. En Paraná hay gran demanda de frutas y verduras sin químicos.

En Entre Ríos el mercado de los alimentos orgánicos y agroecológicos se está expandiendo de mano de una mayor oferta y una creciente demanda. Según afirman quienes promueven su consumo, “no tienen químicos, pesticidas ni aditivos sintéticos; y tienen más vitaminas, minerales y antioxidantes”. Desde el sitio greendrinkscba.org afirman que “su aroma, sabor y color están llenos de vida y son de mejor calidad; protegen la salud del consumidor y del agricultor; y ayudan a prevenir el calentamiento global y apoyan la biodiversidad”.

La diferencia entre ambos tipos de productos es que los orgánicos cuentan con una certificación nacional, que puede ser también internacional en el caso de los que se exportan. Así lo explicó Nicolás Toobe, quien junto a su compañera Cecilia tienen un emprendimiento que nació en plena pandemia y se fue extendiendo en la zona. “Somos revendedores de productos agroecológicos, orgánicos y biodinámicos. Ofrecemos frutas y verduras manejadas con esos tres principios de producción, que no utilizan químicos ni agroquímicos en ninguna de sus etapas”, señaló, y precisó: “En cuanto a las producciones orgánicas, hay un ente nacional que corrobora que esos productos sean orgánicos y lo certifican, y ese sello es tanto para el mercado interno como para el mercado internacional, que es uno de los factores más importantes para muchas de las empresas, como las que producen principalmente manzanas, peras, y que después las exportan”.

Acerca de las producciones orgánicas que se destacan en Entre Ríos, sostuvo: “Se trabaja con los cítricos y con los arándanos en la zona de Concordia. Se exportan en ambos casos, pero los arándanos tienen una salida más grande hacia el exterior más que al mercado interno”.

“Lo agroecológico no certifica, juega más el tema de la confianza con el productor. Hay alguno al que alguien va a visitar y ve cómo produce, y después eso se va traspasando de boca en boca. Acá en la zona se hace verdura agroecológica, por ejemplo, y uno mismo puede observar ese trabajo”, dijo, en referencia al conjunto de prácticas basadas en el diseño, desarrollo y gestión de sistemas agrícolas sustentables y tecnologías apropiadas, respetando la diversidad natural y social de los ecosistemas locales, la diversidad de cultivos y la revalorización de prácticas tradicionales, sin la utilización de insumos de síntesis química.

“En algunas provincias lo agroecológico tiene un sello: se llama ´sello de confianza participativo´, lo da la misma comunidad, y dice que es un producto agroecológico porque se conoce personalmente la forma en la que trabaja la persona que lo recibe”, añadió Nicolás, quien remarcó que en el productor agroecológico prioriza “la protección del bosque nativo, con mucha biodiversidad, y va a tratar de insertar su producción dentro de ese sistema que ya está funcionando; lo usa a favor de sus plantaciones para que haya un montón de cultivos, para que las plagas se regulen a sí mismas, teniendo una mirada mucho más amplia en cuanto al entorno”. Y observó: “En cambio, hay productores orgánicos que respetan pero a la vez hay empresas orgánicas que no respetan el monte nativo y lo pueden tirar abajo para hacer un monocultivo de manzana orgánica, por ejemplo, teniendo una producción de calidad, sin químicos, pero sin promover la diversidad”.

Sobre la biodinámica, mencionó que es un modelo “un poco más complejo” y refirió: “Lo crea Rudolf Steiner, fundador además de la educación Waldorf. Además de la situación del suelo, de la biodiversidad y de la asociación con todo ese entorno, también considera las influencias cósmicas. Lo principal es que está basado en un calendario biodinámico, que establece qué podés hacer en determinado día, qué conviene plantar; y lo mismo para la cosecha: hay días que no se hace nada, otros que solo se mueve la tierra, y todo eso está escrito en ese calendario por una decodificación que se hace de la lectura astronómica, del movimiento no solo del sistema solar, sino también del universo”.

Mercado local

El emprendimiento de Nicolás y Cecilia comenzó a funcionar al inicio de la pandemia y siguen trabajando de manera virtual, a través de redes sociales. Se llama Alimenta Paraná y se consolidó “cuando quedamos embarazados”, dijo Nicolás, explicando que buscaron formas de alimentación sin químicos, tras un camino recorrido en movimientos agroecológicos.

Esta semana ofrecieron frutas como banana, manzana, pera, ciruela, palta, kiwi, uva, mandarina, limón; y en verduras hubo una variedad compuesta por acelga, rúcula (tradicional e hidropónica), kale, rabanito, achicoria, perejil, remolacha, verdeo, papa, batata común, batata boniato, cebolla, zanahoria, berenjena, zapallito, morrón, champignon, ajo, gírgolas, calabaza y zapallo. “Las producciones son de diferentes lugares. Por ejemplo, la manzana es de Neuquén y Río Negro, la banana de Salta , el kiwi de Buenos Aires. Todo lo que es hoja es de productores de Santa Fe, que tienen gran desarrollo porque cuentan con políticas agroecológicas desde hace bastantes años y manejan un volumen de producción y nos pueden abastecer todas las semanas, además de tener sus clientes allá y hacer ferias agroecológicas también”, señaló.

La Bromatología. Es la ciencia que estudia integralmente los alimentos. La licenciatura se puede estudiar en la Facultad de Bromatología de la Universidad Nacional de Entre Ríos, en Gualeguaychú.

La Bromatología. Es la ciencia que estudia integralmente los alimentos. La licenciatura se puede estudiar en la Facultad de Bromatología de la Universidad Nacional de Entre Ríos, en Gualeguaychú.

Acerca de la demanda en Paraná y la zona, destacó que “está en crecimiento”, y remarcó que muchos de los precios de este tipo de producciones son similares a los de las verdulerías tradicionales: “Hay cosas que están en valores muy parecidos, hay cosas que las tenemos más baratas, y también otras que son más caras, pero se alternan mucho: no es que todos los productos orgánicos y agroecológicos son más costosos”, aclaró.

Ángeles Lassaga es chef en la capital entrerriana y propietaria de Panza Verde Almacén Vegetariano, un espacio donde lo orgánico y lo agroecológico conviven en consonancia con su estilo de vida desde hace ya una década, consume productos de Alimenta Paraná y su comercio es uno de los puntos de retiro para quienes encargan frutas y verduras. Sobre la demanda, observó: “No para de crecer, al igual que el veganismo. Y esto tiene que ver sobre todo con la toma de conciencia de lo que uno está ingiriendo, ya que una vez que alguien se empieza a interiorizar sobre esta clase de alimentación, su cuerpo comienza a rechazar todo lo refinado”.

“En Alimenta Paraná traen cosas de todos lados. Lamentablemente en Paraná se consigue verdura orgánica, pero a muy baja escala”, dijo, y concluyó: “Lo que hay en la región es una red muy interesante de gente que se va interesando sobre el tema y seguramente va a seguir creciendo esta cultura basada en las producciones orgánicas y agroecológicas”.

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