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Fue colectivera, la echaron y nadie quería contratarla por ser mujer: ahora la Justicia falló a su favor

Fue colectivera, la echaron y nadie quería contratarla por ser mujer: ahora la Justicia falló a su favor

En 2010 sufrió un accidente, la despidieron y luego ninguna empresa volvió a contratarla. La Justicia les exigirá a las empresas de transporte que el 30% de su personal sea femenino

Erica Borda trabajó como chofer de colectivo entre 1999 y 2010
Erica Borda trabajó como chofer de colectivo entre 1999 y 2010

El 17 de marzo, Erica Borda se detuvo en la intersección de las avenidas General Paz y San Martín para contemplar los recuerdos. Había sido chofer de colectivos desde 1999 hasta 2010, año en el que un vehículo la embistió a la salida del trabajo, en su moto, rumbo a su casa. «Estuve casi seis meses con licencia porque me costó mucho recuperarme», dijo aquel día a Infobae. También que luego volvió, estuvo tres meses, volvió a deprimirse y la empresa comenzó a presionarla para que regresara al trabajo. Pero no podía. Y entonces la echaron.

«No podía manejar. Tenía miedo de atropellar a alguien y eso era durísimo. Realmente estaba deprimida. A mí no me importaba morirme, pero yo pensaba: ‘Si salgo con el colectivo y me agarra algún bajón y mato a un peatón o a los pasajeros que llevo, no voy a recuperarme nunca más'», explicó Borda, de 47 años, quien vive en Villa Bosch. Ni con una carpeta clínica, en donde debía ver psicólogos y psiquiatras y tomar cierta medicación, logró que respetaran lo que le sucedía.

«Me llamaron un día para decirme que no me querían tener más en el plantel. Yo les dije: ‘Soy madre soltera, tengo cuatro hijos a mi cargo y como chofer no voy a conseguir nada’. Quería seguir trabajando». A los 15 días de aquella reunión se presentó a trabajar y en el control le comunicaron que no iban a darle servicio. Le habían enviado el telegrama de despido.

Borda estudió enfermería y actualmente dedica sus días a esa profesión
Borda estudió enfermería y actualmente dedica sus días a esa profesión

Fue a la UTA (Unión Tranviarios Automotor), sindicato al cual estaba afiliada. Pidió que le consiguieran trabajo en otra línea e incluso llegó a postularse como personal de limpieza. Su prioridad, por ese entonces, no era manejar: únicamente quería trabajar.

«Decidí retomar el estudio, vi que había una amplia demanda en enfermería y estudié. Fueron tres años de aprendizaje y es el trabajo que actualmente me da de comer», contó Borda, que movió cielo y tierra para regresar al lugar en donde fue feliz. Llegó a la Defensoría General de la Nación (DGN). «Yo estaba denunciando a las otras empresas, no a la que me despidió. Fui a todas las líneas, visité más de 200. Me decían que no estaban contratando gente y al tiempo sí lo hacían, pero todos hombres. ‘No contratamos mujeres’, me dijeron. No podía creer que estaba viviendo esa situación». 

Ocho años más tarde la Justicia falló a su favor. Fue en el marco de un amparo individual y colectivo iniciado por Borda, con el patrocinio de la DGN, que la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Sala II, dictó  sentencia «condenando al Estado nacional y a empresas de colectivos del área metropolitana por discriminación contra las mujeres para trabajar como choferes en el transporte público de pasajeros».

«Estoy contenta porque los años pasan y solo puedo ser chofer hasta los 55 años. Aún me quedan algunos. Yo me presenté en 200 líneas y en la Justicia revisaron lo que sucedía en empresas que tienen a más de 2.000 empleados. Allí, donde me dijeron que no contrataban más personal, no había una sola mujer. Se tomaron los ejemplos en donde yo me presenté e incluso una reconoció que yo había ido pero que nunca me llamaron, a pesar de que siguieron tomaron gente», sostuvo Borda a Infobae luego de conocer el fallo.

La solicitud inicial fue evaluada por la defensora general de la Nación, Stella Maris Martínez, quien decidió otorgar el patrocinio jurídico y crear un equipo de trabajo (integrado por las áreas de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y de Género de la DGN) para que lleve adelante el reclamo individual de la peticionante.

A los fines de revertir el efecto discriminatorio verificado, se dispuso como medida de acción positiva el establecimiento de un cupo, que fijó en el 30%, «que permita dejar atrás la inicua e intolerable desigualdad producida por la discriminación de género», expresó la sentencia.

“En la línea 87 me dijeron que no contrataban mujeres”, dijo
“En la línea 87 me dijeron que no contrataban mujeres”, dijo

Ese mecanismo regirá «hasta tanto las autoridades ejecutivas y legislativas establezcan una reglamentación específica para compensar las ilegítimas desigualdades detectas», a quienes además insta a adoptar, en el ámbito de sus respectivas competencias, las medidas apropiadas para revertir la discriminación por género.

«Esto no significa que alguna empresa esté obligada a contratarme. Sí que si se abre alguna convocatoria estoy primera en la lista, por haber impulsado este pedido. Es un fallo que no solo me beneficia a mí, sino a todas las mujeres. Si cualquiera reúne los requisitos, debe ser contratada», aclaró Borda.

«Mi ex marido y mi actual pareja son choferes de colectivos. Mi hijo más grande también. Yo estoy dispuesta a volver a trabajar como chofer. Es lo que más quiero. A lo largo de estos años tuve que dar vuelta la página y tuve que seguir con mis cosas para otro lado. Ojalá en poco tiempo pueda estar manejando un colectivo», concluyó.

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